"El lobo estepario" de Hermann Hesse

El lobo estepario, publicado en 1927, es una de las novelas capitales del escritor alemán Hermann Hesse, y una de las más representativas dentro del género de la novela de formación (Bildungsroman) en donde se muestra un autoanálisis psicológico del propio autor y un retrato del convulso inicio del siglo XX. El desarrollo de la trama se enmarca dentro del espíritu de crisis, el surgimiento de corrientes filosóficas como la teoría del tiempo de Bergson y del cuestionamiento del concepto del hombre, a través del psicoanálisis. 

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Es importante conocer que Hesse fue un hombre que vivió la etapa de Fin de Siglo en sus propias carnes, ya que, sobre todo Alemania, vivió de manera muy profunda esta crisis. Sin embargo, nuestro escritor, a pesar de que este periodo le afectó hondamente en su carácter, sus obras tienen una marcada continuidad romántica, además de cierto carácter existencialista, como sucede en El lobo estepario

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Esta es la historia de un hombre cincuentón, enfermo de espíritu, ánimo y carácter, un insatisfecho con su entorno, que vive, de manera voluntaria, apartado de las costumbres burguesas -a pesar de tener, en algunos momentos, cierta nostalgia de sus orígenes burgueses-. Hablamos de un individuo sombrío, introvertido, solitario, que vive de espaldas a una sociedad frívola y falsa -oculta bajo sus máscaras-, y a una burguesía que reprime sus impulsos. Fruto de su angustia, Harry Haller dice estar formado por dos almas o naturalezas: la divina y la cruel, la del santo y la del libertino; la primera se corresponde al carácter de las clases acomodadas, al esmero y a la pureza, mientras que la segunda se relaciona con los instintos y con la sensualidad, la que él califica como «lobo estepario». No obstante, lo que puede parecer una enfermedad o una «quimera» personal, es una enfermedad generacional, de una época, en que los más afectados son los «hombres espirituales», a los más talentosos, es decir, aquellos que se han quedado perdidos entre dos épocas y estilos de vida. El término «hombres espirituales» está relacionado con la dicotomía entre el antiburgués -este es el «hombre espiritual»- de Hesse, que se somete a pruebas heroicas de superación espiritual: se busca a sí mismo y empieza un viaje interior hacia el propio “yo”, en tanto que el burgués prototípico tiene que medirse en una escala de logros obtenidos dentro de la sociedad, principal rasgo que odia nuestro protagonista. De esta manera, acaba por introducir el prologuista las apuntaciones de Harry Haller, un hombre, al principio sospechoso, desordenado, caótico, y con el que dista porque el prologuista lleva una vida burguesa, pero con el que va entablando una relación más cercana, donde Harry le confiesa su admiración por la pulcritud y la limpieza de la pensión (que rige la tía del narrador) en la que se alojan.

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A partir de una jornada «corriente y normal» en la vida de este héroe renegado, se empieza a describir el sentir de este: un hombre que siempre piensa en la tentación de suicidarse como vía de escape al dolor y al sufrimiento, al ardor que le produce una sociedad «superficial, estilizada y sujeta a normas». Confiesa su afición por la música clásica de Händel y de Mozart (una música elevada), y detesta el ambiente de los salones de baile, donde se toca jazz, un mundo bohemio en el que acabará entrando más adelante. Pero, a través de un individuo que reparte folletines de feria, se fundamentará la esencia de Harry, su esencia lobuna, en el Tractat del lobo estepario, que ya advierte de su lectura, exclusiva para los ya citados hombres espirituales: «No para cualquiera». 
Así pues, en este tratado filosófico se hace el diagnóstico de Harry Haller y del propio Hermann Hesse en  que se autoexamina (véase que las iniciales son las mismas). Se describirá por primera vez los dos yoes que caracterizan al protagonista, dos almas que se contraponen y chocan entre sí, causantes del sufrimiento de Harry. No solo eso; también se explica los síntomas que tienen los pacientes de esta enfermedad: su nocturnidad, sus tendencias al suicidio superficial y metafísico. También se define el concepto de «burgués» como el término medio entre el alma del libertino y del santo, y caracterizado por querer la seguridad, la conservación, la tranquilidad de conciencia, pero también, por ser un ser débil que se deja llevar por el impulso vital, miedoso y que se deja gobernar a través de las leyes. Sin embargo, acaba este ensayo diciendo que la división bipartita entre ambas almas es una simple mentira que ha construido el propio «lobo estepario» y el autor hace una autocrítica calificando esta teoría como «primitiva», ya que el hombre, es un «puente estrecho y peligroso entre la naturaleza y el espíritu», es decir, no tiene un concepto estable, sino una multiplicidad de sentimientos y deseos, una multiplicidad de yoes.

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Después veremos cómo su modo de ver el mundo cambiará parcialmente: se adentrará en un ambiente bohemio y despreocupado, «solo para locos» gracias a Armanda, que le recuerda físicamente a un amigo suyo de la infancia, Armando (cumple a veces un papel hermafrodita). Es fundamental este personaje ya que, además de insertarlo en un ambiente de bullicio, encarnará una figura de madre, tanto siendo obedecida en sus consejos como siendo entendidos sus sentimientos. Además, le hará descubrir su primera aventura amorosa y erótica con María y conocerá al que será su maestro iniciático, Pablo. Para Harry, este ambiente bullicioso representará un ambiente molesto en el que se sentirá desubicado, pero, aunque siempre presente, su alma de lobo se atenuará y hará que su propia dicotomía no riña entre sí y puedan ambas almas vivir en paz, por lo que su personalidad se desvanecerá entre la multitud y conseguirá lo que llama la «unio mystica de la alegría».

Pablo le hará ver su propio mundo a través de la diversión, las drogas y el juego. Esto se ve claramente en su propio teatro, en que Harry tendrá que desprenderse de la realidad y en donde vivirá sentimientos de aniquilamiento, de pura sensualidad y, sobre todo, de reconstrucción de su personalidad, donde se concibe la vida como un juego o como un «arte de vivir»; intentará ser un domador de su lobo estepario, aunque no lo conseguirá viéndose removida su culpa, en otras palabras, seguirá viendo la vida sin el humorismo pertinente, sin despojarse de su atadero, el «lobo estepario».

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