Poesía Contemporánea II

Volvemos con esta segunda entrega de nuestra sección de Poesía Contemporánea.  Hoy pasamos a Hispanoamérica, donde sus autores han dejado un gran paso en la poesía en español. 

Ida Vitale

Resultado de imagen de ida vitaleNació en Montevideo el 2 de noviembre de 1923. Resalta a lo largo de su vida su faceta multicultural, su esencia de vivir y pensar reflejada a través de su escritura. Además de poesía, escribió ensayos, tradujo muchísimas obras y se dedicó a la crítica literaria. Conforme a su técnica y las corrientes por las que se ha movido a lo largo de su carrera Ida Vitale forma parte de la ‘Generación del 45’ formada por diversos autores uruguayos cuyas obras influyeron social y culturalmente. A lo largo de su vida recibió varios premios como el Premio Octavio Paz (2009).el Premio Reina Sofía (2015), el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2016) o el Premio Cervantes (2018), entre otros. A continuación os dejo un par de poemas que espero que os gusten y os despierten el interés por esta escritora.



Residua
Corta la vida o larga, todo
lo que vivimos se reduce
a un gris residuo en la memoria.
De los antiguos viajes quedan
las enigmáticas monedas
que pretenden valores falsos.
De la memoria sólo sube
un vago polvo y un perfume.
¿Acaso sea la poesía?


La Palabra
Expectantes palabras,
fabulosas en sí,
promesas de sentidos posibles,
airosas,
aéreas,
aireadas,
ariadnas.
Un breve error
las vuelve ornamentales.
Su indescriptible exactitud
nos borra.


Pablo Neruda

Resultado de imagen de pablo nerudaSobre este gran poeta chileno no sabría qué deciros, ya que, supongo, es archiconocido por sus grandes obras y su prestigio a nivel internacional. No es una voz nueva como algunas de las presentadas anteriormente, sin embargo, pienso que (re)leer fragmentos de sus obras nos descubre siempre nuevas nociones sobre su modo de ver y entender la vida. En esta primera exposición he seleccionado algunos de mis favoritos para compartirlos con ustedes.


La Canción Desesperada

Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!
Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.
Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!
En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!
Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.
Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
Oh, sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste.
De pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado!


Soneto LXVI
No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero 
pasa mi corazón del frío al fuego.

Te quiero sólo porque a ti te quiero, 
te odio sin fin, y odiándote te ruego, 
y la medida de mi amor viajero 
es no verte y amarte como un ciego.

Tal vez consumirá la luz de enero, 
su rayo cruel, mi corazón entero, 
robándome la llave del sosiego.

En esta historia sólo yo me muero 
y moriré de amor porque te quiero, 
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.

Soneto XXII

Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.

Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en Angola, a la luz de la luna de Junio,
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.

Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto

mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.


Poema XV


Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.


Mario Benedetti

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Nace en Paso de los Toros, Uruguay, el 14 de septiembre de 1920. Su prolífica actividad literaria (poesía, teatro, etc.) nos dejó como herencia cantidad de libros de gran valor cultural e intelectual. Además de escritor se dedicó también al periodismo, dirigiendo y colaborando en varias revistas como Número o Marginalia, y contribuyó al movimiento político que se produjo en Nicaragua el siglo pasado. Su obra es conocida en todo el mundo y fue premiada varias veces, por ejemplo el ‘Gran Premio Nacional a la Actividad Intelectual, Ministerio de Educación y Cultura’, recibido en 1999 en Uruguay, el ‘Premio Internacional Menéndez Pelayo’ recibido en 2005 en Santander o el ‘VIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana’, recibido en 1999 en España, además de ser nombrado Doctor Honoris Causa por varias universidades. Por último, he añadido algunos poemas que espero que sean de su agrado. Me gustaría conocer más sobre este autor (también sobre los demás), de modo que os incito a que me recomendéis obras o poemas que ustedes más aman.




 

Por siempre

Si la esmeralda se opacara,
si el oro perdiera su color,
entonces, se acabaría
nuestro amor.
Si el sol no calentara,
si la luna no existiera,
entonces, no tendría
sentido vivir en esta tierra
como tampoco tendría sentido
vivir sin mi vida,
la mujer de mis sueños,
la que me da la alegría…
Si el mundo no girara
o el tiempo no existiese,
entonces, jamás moriría
Jamás morirías
tampoco nuestro amor…
pero el tiempo no es necesario
nuestro amor es eterno
no necesitamos del sol
de la luna o los astros
para seguir amándonos...
Si la vida fuera otra
y la muerte llegase
entonces, te amaría
hoy, mañana...
por siempre...
todavía.

Táctica y Estrategia
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo
ni sé
con qué pretexto
por fin
me necesites.

Hombre que mira su país desde el exilio

País verde y herido
comarquita de veras
patria pobre
país ronco y vacío
tumba muchacha
sangre sobre sangre
país lejos y cerca
ocasión del verdugo
los mejores al cepo
país violín en bolsa
o silencio hospital
o pobre artigas
país estremecido
puño y letra
calabozo y praderas
país ya te armarás
pedazo por pedazo
pueblo mi pueblo.

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