"San Manuel Bueno Mártir", de Miguel de Unamuno
La novela unamuniana que nos ocupa
posee un gran valor simbólico, pues a través de las figuraciones
espacio-temporales (el pueblo, el lago, la montaña, la nieve, la madre, la
memoria y la cruz) transfiere
sentimientos conscientes en el lector y, paralelamente y de forma indirecta,
nos arrima al credo paradójico de San Manuel. Este es el misterio de la fe.
Como menciona Mario Valdés, en la nota 32 (p.149), Unamuno lo representa con la
metáfora de la nieve:
La silenciosa nevada tiende un
manto, a la vez de blancura, de nivelación, de allanamiento. Es como el alma
del niño y la del anciano, silenciosas y allanadas.
La silenciosa nevada |
De esta manera, nos hace reflexionar sobre la
elección existencial entre la duda y la fe /la verdad y la ilusión. El párroco
cree que los “pobres de espíritu” y “las ovejas” son los creyentes que dependen
de la fe y a los que él engaña. Pero, lo hace «por la paz, por la felicidad, por la ilusión si
quieres, de los que le están encomendados» (p.142). Además, está seguro de que
es mejor que vivan en la mentira que en la verdad y San Manuel le dice a
Lázaro, «¿La verdad?, la verdad Lázaro, es acaso algo terrible, algo
intolerable algo mortal; la gente sencilla no podría vivir con ella» (p.143).
En mi opinión, creo que sería pobre definir esta creación de
Miguel de Unamuno como una simple novela, pues lo que se expone se encuentra
más cerca de lo inefable, abismal e insondable de la existencia -entendida esta
como una dicotomía entre lo consciente e inconsciente, lo abarcable y lo
inabarcable-. Ángela Carballino, la narradora testigo de la realidad ficcional
concebida por Unamuno, nos describe, a través de sus recuerdos, la historia
retrospectiva de don Manuel Bueno, cura párroco de Valverde de Lucerna y cuyo
proceso de beatificación ha comenzado. Pero, Ángela no lo describe como un cura
común, sino como una potencia creadora o inspiradora, «un varón matriarcal que llenó toda la más entrañada vida de mi
alma, que fue mi verdadero padre espiritual, el padre de mi espíritu (...)»
(p.115). Sin embargo, el sacerdote guarda un secreto debajo del velo de
apariencia que muestra a sus feligreses. Pues, este no cree en la resurrección
de la carne y en la vida perdurable, pero les concede esa idea a los creyentes
para que no sufran la agonía que él padece. Menciona Mario Valdés en la edición
de su obra que «el conflicto interno de Manuel representa el arquetipo bíblico
de la lucha entre los opuestos, sin resolución» (p.87). Este secreto o misterio
que conserva en sus entrañas Manuel es, en el fondo, la esencia misma que atormenta a Unamuno. Tanto San Manuel
como Unamuno se encuentran sumergidos en lo nebuloso de la existencia, en la
incertidumbre, en lo oscuro. Por otro lado, también aparece otro personaje
importante en la novela, Lázaro Carballino. Este es el hermano de Ángela y
quien personifica aparentemente, los valores contrarios del párroco. Este
último vuelve al pueblo desde América con nuevas ideas anticlericales y
progresistas y, por eso, el pueblo desea que el párroco le convierta en
cristiano. Así, cuando muere la madre de Lázaro, este comulga, después de que
Manuel le confiese su secreto. Además, Lázaro le cuenta la razón de su rezo a
su hermana Ángela, que no reside en la fe. De esta forma, solamente ellos tres
conocen el secreto y el misterio de la vida del hombre. Finalmente, la ficción
acaba cuando Ángela declara que ella guarda el secreto trágico de Manuel cuando
el obispo, el cual ha promovido el proceso de beatificación del santo, le
pregunta sobre él para escribir el manual del perfecto párroco (p.166):
fe/ razón |
A
mi me las ha pedido con insistencia, ha tenido entrevistas conmigo, le he dado
toda clase de datos, pero me he callado
siempre el secreto trágico de don Manuel y de mi hermano. Y es curioso que él
no haya sospechado. Y confío en que no llegue a su conocimiento todo lo que en esta memoria dejo consignado. Les temo
a las autoridades de la tierra, a las autoridades temporales, aunque sean las
de la Iglesia. Pero aquí queda esto, y sea de su suerte lo que fuere.
Pese a esta declaración, es
solamente en la última página cuando nos damos cuenta de que todo el relato que Ángela relata y
rememora es un documento que va a parar en las manos del que nos revela el
secreto (p.167). Es decir, el lector sale de la profundidad ficticia en la que
estaba sumergido. Primero, de la la esencia de las memorias que cuenta Ángela,
después de la realidad presente de Ángela, y, finalmente, del diálogo que
mantenemos con el que se encuentra con el documento de memorias de Ángela y nos
obsequia el secreto que guarda. A su vez, este último se puede identificar con
el autor verdadero de la obra, pues habla de sus obras y sus creencias, creando
desasosiego en el lector al no identificar las fronteras entre la autobiografía
del propio autor y la autoficción. De hecho, el último confesor, que podría ser
la figura ficticia de Unamuno-autor, transportado a la ficción, nos envía su
duda sobre la realidad y la ficción, o mejor dicho, nos plantea que en la
realidad existe parte de ficción, y en la ficción existe parte de la realidad.
Así, las fronteras se hacen infinitas e inagotables (p.167):
De la realidad de este san Manuel
Bueno, mártir, tal como me lo ha revelado su discípula e hija espiritual Ángela
Carballino, de esta realidad no se me ocurre dudar. Creo en ella más que creo
en mi propia realidad.
Niebla:¿frontera indescifrable? |
Pero, lo esencial de toda la obra
aparece en el último folio, pues recoge lo intrahistórico, trascendental y
quizá lo perdurable (p.168):
Bien sé en lo que se cuenta en este
relato, si se quiere novelesco- y la novela es la más íntima historia, la más
verdadera, por lo que se llame novela al Evangelio, lo que es elevarle, en
realidad, sobre un cronicón cualquiera-, bien sé que en lo que se cuenta en
este relato no pasa nada; mas espero que sea porque en ello todo se queda, como
se quedan los lagos y las montañas y las santas almas sencillas asentadas más
allá de la fe y de la desesperación, que en ellos, en los lagos y las montañas,
fuera de la historia, en divina novela, se cobijaron.
Edición utlizada: VALDÉS, Mario (2019). San Manuel Bueno, mártir. Ediciones Cátedra: Madrid |
excelente como siempre
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